Puerta de Morat

hace 5 días · Actualizado hace 5 días

Imagina una torre medieval de 34 metros que ha vigilado Friburgo durante más de 600 años y que hoy esconde un secreto inesperado: un muro de escalada en su interior. La Puerta de Morat no es una puerta cualquiera. Es la más imponente de todas las fortificaciones de la capital del cantón de Friburgo, y forma parte del tramo de muralla más largo que se conserva en toda Suiza. Mientras otras ciudades europeas demolieron sus murallas para crecer, Friburgo las mantuvo, y ahora puedes caminar sobre ellas disfrutando de vistas que mezclan tejados medievales con los Prealpes suizos.

La torre que defendió una ciudad fronteriza

La Tour-Porte de Morat se levantó entre 1411 y 1414, cuando Friburgo necesitaba protección seria. Con sus siete niveles y planta rectangular de 10,5 por 12 metros, esta puerta occidental marcaba el límite de la ciudad hacia el territorio de Morat (Murten). Los constructores medievales la diseñaron con una peculiaridad: la torre permanecía abierta por el lado de la ciudad, una estrategia defensiva llamada "gorge abierta". ¿La razón? Si un enemigo conseguía tomarla, no podría usarla para atacar desde dentro.

El nombre de esta puerta no es casualidad. Apuntaba directamente hacia Murten (o Morat, en francés), la ciudad medieval amurallada que queda a apenas 20 kilómetros al norte. En aquella época, las puertas de las ciudades no solo servían para entrar y salir: eran declaraciones de intenciones, puntos de control y símbolos de poder.

El tramo más largo de muralla que queda en Suiza

Olvida lo que has visto en otras ciudades suizas. El tramo de muralla que va desde el Belluard hasta los jardines de la HEP pasando por la Puerta de Morat es el más extenso que se conserva en todo el país. Y lo mejor: es transitable y gratuito. Puedes recorrerlo caminando entre torres y torreones, con el río Sarine a un lado y el casco antiguo medieval al otro.

Las fortificaciones de Friburgo forman el conjunto defensivo medieval más grande de Suiza que sigue en pie. Entre los siglos XIII y XV, la ciudad se rodeó de murallas, torres y puertas que aún hoy se pueden tocar, escalar (literalmente) y fotografiar. En total, se conservan seis torres, cinco puertas, siete tramos de muralla y un gran baluarte. La Puerta de Morat es la joya de la corona de este sistema defensivo.

¿Cuándo puedes caminar por las murallas?

Las murallas de Friburgo abren sus pasajes del 1 de mayo al 1 de noviembre, de 9:00 a 19:00 horas. La entrada es completamente gratuita. Eso sí, prepárate para subir escaleras medievales de madera que crujen bajo tus pies. Calcula unas tres horas si quieres recorrer todo el circuito de fortificaciones. Desde la pasarela de la muralla, las vistas abarcan desde los tejados del Bourg (el barrio alto) hasta las colinas de los Prealpes. En días despejados, la panorámica alcanza hasta el lago de Neuchâtel.

Un muro de escalada dentro de una torre del siglo XV

Aquí viene lo inesperado. La Puerta de Morat alberga desde hace años uno de los espacios de escalada más peculiares de Suiza: un rocódromo vertical instalado por el Club Alpino Suizo (CAS Moléson) en el interior de esta torre histórica. Subes por escaleras de piedra del medievo y te encuentras con unas 50 vías de escalada deportiva que van desde grado 4c hasta 7b, renovadas varias veces al año.

El muro se extiende sobre unos diez metros de altura. Dos trublues (dispositivos de auto-aseguraje) permiten escalar en solitario con seguridad en dos tercios de la pared. El primer piso está dedicado al búlder, con un pan Güllich incluido. Lo mejor: el rocódromo está abierto todos los días de 8:00 a 22:00 horas, mucho más allá del horario de las murallas. Antes de ir, conviene consultar la grilla de reservas en la web del CAS Moléson para asegurarte de que no está reservado para grupos.

¿Es seguro escalar en una estructura del siglo XV? Completamente. La instalación cumple con todas las normativas de seguridad modernas, y la piedra de la torre aguanta perfectamente las cargas. De hecho, muchos escaladores locales prefieren este muro al de cualquier gimnasio convencional: tiene historia, tiene carácter y, cuando sales, estás en pleno casco antiguo medieval.

Cómo llegar sin perderte

La Puerta de Morat está en el extremo occidental del casco antiguo de Friburgo, cerca del Belluard, el gran baluarte que cierra este lado de las murallas. Si vienes en transporte público, toma la línea 1 de autobús desde la estación de Friburgo y bájate en la parada "Capucins". El muro de escalada está justo al lado de la parada, imposible perderse.

Si llegas en coche, encontrarás aparcamientos de pago cerca de la zona, aunque la mejor opción es dejar el vehículo en uno de los parkings públicos del centro (como el del Boulevard de Pérolles) y caminar unos 15 minutos. Friburgo es una ciudad compacta, y todo se recorre bien a pie. Si prefieres la bicicleta, hay un parking gratuito justo delante de la entrada del rocódromo.

Consejos para aprovechar la visita

Combina la visita a la Puerta de Morat con un recorrido completo por las murallas occidentales. El paseo te llevará por la Tour des Rasoirs (Torre de las Navajas), una torre semicircular de 29 metros construida entre 1411 y 1414, y por el Belluard, donde cada verano se celebra un festival internacional de artes escénicas. Si tienes tiempo, baja hasta el río Sarine y cruza el Puente de Zähringen: las vistas de las murallas desde abajo son espectaculares.

Lleva calzado cómodo. Las pasarelas de madera en las murallas están bien mantenidas, pero son medievales: tienen escalones irregulares y algunas secciones con pendiente. Si piensas escalar, revisa antes el horario y las tarifas en la web del CAS Moléson. Aunque el muro está abierto todo el día, a veces hay cursos o eventos especiales.

Una ciudad que supo conservar su pasado

Friburgo podría haber tirado sus murallas en el siglo XIX, como hicieron tantas ciudades europeas que necesitaban expandirse. Pero no lo hizo. Hoy esas murallas medievales son uno de los grandes atractivos turísticos de la ciudad, un paseo elevado por la historia que te lleva desde el siglo XV hasta el presente sin bajar al suelo.

La Puerta de Morat no es solo piedra y mortero. Es un ejemplo de cómo un monumento histórico puede seguir siendo útil y emocionante sin perder su esencia. Puedes tocarla, caminar sobre ella, escalarla por dentro y disfrutar de las vistas desde su altura. No muchas ciudades en Europa te permiten interactuar así con su patrimonio medieval.

Si estás planeando tu ruta por el cantón de Friburgo, añade esta torre a tu lista. No te decepcionará. Y si eres escalador, prepárate para contar que has escalado dentro de una puerta fortificada del siglo XV. No hay muchos sitios en el mundo donde puedas decir eso.

Fotografía principal de Christophe Badoux, CC BY-SA 3.0, via Wikimedia Commons

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