Museo de Arte e Historia

hace 1 mes · Actualizado hace 1 mes

En el corazón del casco antiguo medieval de Friburgo, a pocos pasos de la catedral de San Nicolás, tres edificios centenarios guardan un secreto que muchos visitantes desconocen: aquí se encuentra la mayor colección de esculturas de Suiza. El Museo de Arte e Historia Friburgo (MAHF por sus siglas en francés) no es simplemente otro museo europeo más donde admirar obras antiguas. Es un viaje sensorial a través de diez siglos de arte, donde un palacio renacentista dialoga con un antiguo matadero reconvertido, y donde las estatuas originales de las fuentes que adornan la ciudad han encontrado refugio tras siglos expuestas a la intemperie.

Fundado en 1774, este museo lleva casi dos siglos y medio contando historias. Pero no de la forma que esperas. Aquí no encontrarás tediosas líneas de tiempo ni vitrinas polvorientas. El Musée d'Art et d'Histoire te recibe con la elegancia de un palacio urbano del siglo XVI, te sorprende con las estructuras de cristal y cemento de una antigua nave industrial, y te deslumbra con obras que van desde el románico hasta Tinguely.

Tres edificios, mil historias diferentes

La magia del MAHF comienza antes incluso de cruzar sus puertas. El conjunto arquitectónico formado por el Hôtel Ratzé, un antiguo matadero del siglo XIX y lo que fue una armería, crea uno de los espacios museísticos más singulares que visitarás en Suiza. Cada edificio aporta su propia personalidad al relato.

El Hôtel Ratzé, ese palacete renacentista con sus salones señoriales, escaleras de madera tallada y pasillos bañados por la luz de vitrales históricos, te transporta a la época dorada de Friburgo. Caminar por sus estancias es pisar sobre siglos de historia friburguesa. Algunas salas conservan chimeneas originales y lámparas de época que contextualizan perfectamente las colecciones que albergan.

El antiguo matadero, reconvertido con estructuras contemporáneas de cristal y hormigón, ofrece el contraste perfecto. Aquí, la arquitectura industrial del XIX dialoga con intervenciones del siglo XXI para crear espacios amplios donde las esculturas respiran. Ambos edificios están conectados por un pasadizo subterráneo que añade un toque de misterio a tu recorrido.

La colección que nadie espera

Olvida lo que crees saber sobre museos suizos. El MAHF alberga esculturas que abarcan desde el siglo XII hasta la actualidad, y su diversidad es abrumadora. Las esculturas originales de las fuentes medievales que adornan Friburgo se guardan aquí: esas estatuas de San Jorge, de Moisés o del león que ahora ves en las plazas son réplicas que protegen estos tesoros de la erosión y la contaminación.

En las salas dedicadas al arte religioso medieval encontrarás tallas en madera policromadas que te dejarán boquiabierto. La maestría de los artesanos del siglo XIII se aprecia en cada pliegue de las túnicas, en cada expresión de los rostros. Pero la colección no se queda anclada en el pasado: obras de Jean Tinguely y Niki de Saint Phalle aportan dinamismo y color contemporáneo al conjunto.

¿Buscas algo realmente singular? El Gisant de Saint Félix es una de esas piezas que te hacen detener en seco. Se trata de un esqueleto en ex-voto adornado con joyas, una obra que combina lo macabro con lo sagrado de forma única. Los vitrales también merecen atención especial: la galería dedicada al arte del vidrio muestra la evolución de esta técnica a lo largo de los siglos.

¿Qué hay en el museo de Arte e Historia de Friburgo?

La distribución del museo sigue una lógica temática y cronológica que facilita la visita. En el Hôtel Ratzé, las cuatro plantas te llevan desde el arte sacro medieval hasta salones burgueses del siglo XIX, pasando por objetos de la vida cotidiana que humanizan la historia. Una planta está dedicada completamente a armaduras, orfebrería y objetos históricos que ilustran la importancia política y comercial de Friburgo a lo largo de los siglos.

En el edificio del antiguo matadero, las esculturas monumentales ocupan los espacios amplios de la planta baja y el sótano. Aquí verás las estatuas originales del portal de la catedral, protegidas del deterioro tras siglos expuestas a los elementos. La planta superior alberga pintura, especialmente del siglo XX con obras de artistas como Ferdinand Hodler, Marcello (la escultora friburguesa del XIX cuyo trabajo merece redescubrirse) y contemporáneos como Delacroix, Clairin o Regnault.

Consejos para exprimir tu visita

Si solo tienes tiempo para una visita rápida, dedica al menos hora y media al museo. Esto te permitirá ver las piezas principales sin prisas. Para los amantes del arte que quieren profundizar, calcula unas tres horas cómodas, con tiempo para leer los paneles informativos y dejarte sorprender por detalles.

Un truco que funciona: visita el museo en jueves por la tarde. El horario extendido hasta las 20:00 horas significa menos aglomeraciones y luz natural más suave filtrándose por los vitrales del Hôtel Ratzé. Además, muchos turistas de paso por Friburgo priorizan las mañanas, dejando las tardes-noche más tranquilas.

Las audioguías son gratuitas y están disponibles en varios idiomas, aunque conviene saber que la señalización individual de las obras solo aparece en francés y alemán. Si no dominas estos idiomas, la audioguía se convierte en tu mejor aliada. Cada sala tiene además paneles explicativos en inglés que contextualizan las obras del periodo correspondiente.

No pases de largo el jardín exterior sin dedicarle unos minutos. Este espacio ajardinado, decorado con esculturas monumentales, incluye la llamativa "La Grande Lune" de Niki de Saint Phalle y obras de Luginbühl, Ramseyer, Wiggli y Angéloz. Es el lugar perfecto para digerir todo lo visto antes de continuar tu día en Friburgo.

Información práctica que necesitas

El Museo de Arte e Historia Friburgo abre de martes a domingo de 11:00 a 18:00 horas, con horario ampliado los jueves hasta las 20:00. Los lunes permanece cerrado, así que ajusta tu itinerario. En fechas señaladas como Navidad y Año Nuevo también cierra sus puertas.

La entrada general cuesta 10 francos suizos, mientras que estudiantes, jubilados y grupos pagan 8 francos. Los menores de 16 años entran gratis, lo que convierte al museo en una opción familiar muy interesante. Si planeas visitar también el cercano Espace Jean Tinguely - Niki de Saint Phalle, el billete combinado por 15 francos es la mejor opción. Los titulares del Swiss Museum Pass, ICOM y Amigos del Museo acceden gratuitamente.

El museo está en Rue de Morat 12, en pleno casco antiguo. Desde la estación de tren, las líneas de trolebús 1, 2 o 6 te dejan en la parada Tilleul, a pocos metros. Si llegas en coche, el aparcamiento más cercano está en la Place de la Grenette, junto a la catedral, aunque las plazas son limitadas. Friburgo se disfruta mejor a pie o en transporte público.

Para visitantes con movilidad reducida, la mayor parte del museo es accesible. El Hôtel Ratzé dispone de una rampa instalable bajo petición en la planta baja. Conviene llamar al museo (026 305 51 40) antes de tu visita para que preparen el acceso directo de planta llana y aseguren la mejor experiencia posible.

Combina tu visita con lo mejor del casco antiguo

La ubicación del MAHF es estratégica para combinar cultura con paseo urbano. A menos de cinco minutos caminando tienes el Espace Jean Tinguely - Niki de Saint Phalle, dedicado exclusivamente a este matrimonio de artistas revolucionarios. Sus máquinas escultóricas cinéticas y las coloridas "Nanas" de Saint Phalle merecen una visita independiente.

La catedral de San Nicolás está a un suspiro del museo. Sube a su torre (no incluida en el Swiss Pass) para obtener las mejores vistas panorámicas de Friburgo y el río Sarine serpenteando por el valle. Las murallas medievales, con la Tour des Chats (Torre de los Gatos) como estrella, forman el mayor conjunto fortificado medieval conservado en Suiza.

Baja después al barrio de Auge en la ciudad baja, cruzando el río por el Pont du Milieu. Este barrio medieval junto al Sarine conserva un encanto especial, con cervecerías artesanales como Fri-Mousse y rincones fotogénicos en cada esquina. El funicular que conecta la ciudad alta y baja funciona con aguas residuales recicladas, todo un ejemplo de ingenio ecológico suizo.

Fotografía principal de JoachimKohlerBremen, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons

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