Iglesia de San Juan
hace 1 semana · Actualizado hace 1 semana

En la Planche-Supérieure, una explanada triangular del barrio de Neuveville, se encuentra uno de los rincones más fotogénicos de Friburgo: la Iglesia de San Juan flanqueada por su fuente renacentista. Este conjunto, que parece sacado de una postal del medievo, es en realidad un testimonio vivo de más de siete siglos de historia vinculada a los Caballeros de Malta.
La plaza donde se asienta esta iglesia funciona como punto de encuentro entre el pasado y el presente de la ciudad baja de Friburgo. Aquí, los friburgueses hacen una pausa en sus paseos junto al Sarine, los turistas capturan imágenes del imponente Caserne de la Planche (un granero del siglo XVIII), y los peregrinos encuentran un momento de recogimiento antes de continuar su ruta hacia la Capilla de Lorette.
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De capilla hospitalaria a iglesia parroquial
Consagrada en 1264, la Iglesia de San Juan nació como una modesta capilla erigida por los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, quienes más tarde serían conocidos como los Caballeros de Malta. El templo recibió su advocación en honor a la Virgen y a San Juan Bautista, estableciéndose desde sus inicios como lugar de reunión y oración para los cristianos de los emergentes barrios de La Planche y Neuveville.
La cruz de Malta sigue siendo visible en la iglesia, grabada en los herrajes y las fachadas de la cura contigua. Este símbolo perpetúa la memoria de aquellos caballeros que, además de sus funciones militares y religiosas, ejercieron una profunda influencia social en estos barrios ribereños de Friburgo.
¿Cuándo se convirtió en parroquia?
En 1511, la capilla fue elevada al rango de iglesia parroquial, desvinculándose de la parroquia de Tavel. Este cambio marcó un punto de inflexión: el Comandante de la Orden pasó a ser responsable directo de las funciones pastorales y del mantenimiento de todos los objetos de culto. En 1924, finalmente se organizó como parroquia territorial independiente, tal como la conocemos hoy.
Un interior de madera que invita al silencio
A diferencia de otras iglesias suizas sobrecargadas de ornamentación barroca, la Iglesia de San Juan sorprende por su estética relativamente sobria. El interior está dominado por un techo de bóveda de madera falsa, instalado en 1712 durante una importante reforma del siglo XVIII. Esta bóveda confiere al espacio una calidez particular, casi doméstica, que invita al recogimiento.
El altar mayor de madera pintada data de 1722 y conserva su retablo original. A ambos lados, sobre las puertas de la sacristía, se alzan los bustos de San Pedro y San Pablo, rescatados del antiguo altar mayor. En el jardín exterior, una copia del crucifijo monumental atribuido a Hans Gieng completa el conjunto artístico.
Un dato curioso: el campanario, construido en 1281, albergaba una de las campanas más antiguas del cantón de Friburgo hasta que fue retirada en 1981 para su conservación. Las actuales campanas, adquiridas en 1783, siguen llamando a los fieles desde hace más de dos siglos.
La fuente de San Juan: encuentro de historias
Frente a la iglesia se yergue la Fuente de San Juan, pieza renacentista del siglo XVI que forma parte del circuito de fuentes monumentales de Friburgo. Aunque menos famosa que la Fuente de San Jorge o la del Salvaje, esta fuente posee un encanto particular por su ubicación: marca el punto exacto donde convergen el camino hacia la Capilla de Lorette, el descenso al Puerto de Friburgo y el acceso al Puente de San Juan.
La fuente no es simplemente un elemento decorativo. Durante siglos fue punto de abastecimiento de agua para los vecinos de la Planche, lugar de encuentro social y referencia geográfica para orientarse en esta zona donde las calles empinadas descienden abruptamente hacia el Sarine.
Explorando los alrededores: un paseo por la Neuveville
La visita a la Iglesia de San Juan se integra perfectamente en un recorrido más amplio por el barrio de Neuveville, uno de los tres que componen la Basse-Ville de Friburgo junto al Bourg y el Auge. Desde la explanada de la Planche-Supérieure, varias opciones se abren al viajero:
Hacia el río: Descendiendo por las calles empinadas llegas al Port de Fribourg, un rincón tranquilo junto al Sarine ideal para tomar algo en sus terrazas con vistas al agua. Aquí el ritmo de la ciudad se ralentiza y puedes observar cómo el río serpentea creando los característicos meandros que han moldeado la geografía urbana de Friburgo.
Cruzando el Puente de San Juan: Desde este puente medieval obtienes algunas de las mejores vistas del barrio del Bourg, con sus fachadas góticas trepando por la colina hasta la torre de la catedral. Es uno de esos miradores no oficiales donde merece la pena detenerse unos minutos.
Ascenso a Lorette: Para los más atléticos, el Chemin de Lorette es un empinado sendero que parte desde la Planche-Supérieure y asciende hasta la Capilla de Loreto, réplica barroca de la Santa Casa de Loreto italiana. El esfuerzo se ve recompensado con vistas panorámicas de la ciudad y el valle del Sarine. Consejo práctico: lleva calzado cómodo y evita este camino en días de lluvia, ya que puede volverse resbaladizo.
La Capilla de Santa Ana: vecina discreta
A pocos pasos de la Iglesia de San Juan, la pequeña Capilla de Santa Ana pasa a menudo desapercibida. Consagrada en 1514, esta capilla-ossuario guarda un tesoro: un crucifijo en piedra del siglo XVI. Si la encuentras abierta, vale la pena entrar. El silencio aquí es absoluto, y la luz que se filtra por las pequeñas ventanas crea una atmósfera de espiritualidad concentrada.
Conectando con la historia monástica
Desde la Planche-Supérieure, una senda conduce a la Abadía cisterciense de Notre-Dame de la Maigrauge, fundada en 1255. El camino se bifurca pronto: toma el sendero de la derecha después de pasar una antigua puerta monacal. La senda desciende pronunciadamente hacia un valle recóndito y boscoso donde el tiempo parece haberse detenido. Esta abadía femenina, primera del Císter en Friburgo, sigue activa y su visita completa perfectamente el recorrido por el patrimonio religioso de la zona.
Información práctica para tu visita
Cómo llegar: La parada de autobús "Fribourg, Eglise-St-Jean" te deja directamente en la explanada. Si vienes caminando desde el centro (Bourg), cruza el Pont du Milieu y continúa por la Planche-Inférieure hasta subir a la Planche-Supérieure. Son unos 15 minutos a pie desde la catedral.
Horarios: La iglesia permanece abierta para la oración durante el día. Para ceremonias religiosas y horarios específicos, contacta con la parroquia (026 322 37 50).
Aparcamiento: Hay plazas de estacionamiento limitadas en la zona. Una opción práctica es aparcar en el parking público de la estación y utilizar el funicular histórico (de 1899, único en Europa que funciona con aguas residuales) para bajar hasta la ciudad baja.
¿Merece la pena incluir la Espace 1606 en la ruta?
Si dispones de tiempo, en la Planche-Inférieure (bajando hacia el río) se encuentra el Espace 1606, una maqueta de 52 m² que recrea Friburgo tal como era en 1606, basándose en el histórico Plan Martini. Con 1.700 construcciones y unos 2.000 habitantes en miniatura, esta representación te ayuda a visualizar cómo era el entorno de la Iglesia de San Juan hace cuatro siglos. La entrada está incluida en la Fribourg City Card.
Dónde comer cerca
La plaza Petit Saint Jean ofrece varias opciones para comer o tomar un café. También en la explanada de la Planche encontrarás restaurantes con menús del día a precios razonables. Si buscas algo más tranquilo, desciende hasta el Port de Fribourg, donde las terrazas junto al río ofrecen un ambiente relajado ideal para degustar especialidades locales como la fondue fribourguesa o una raclette acompañada de vino blanco chasselas.
Una parroquia bilingüe del siglo XXI
Hoy, la Iglesia de San Juan es el corazón de una pequeña parroquia bilingüe (francés-alemán) de unas 1.200 personas que cubre el barrio de Neuveville. Esta realidad lingüística refleja la esencia de Friburgo, ciudad frontera donde se encuentran la Suiza francesa y la alemana. No es raro escuchar misa en ambos idiomas o que los anuncios parroquiales estén en las dos lenguas.
Combina historia, arquitectura y naturaleza en un solo paseo
Lo fascinante de la Iglesia de San Juan es que no es un monumento aislado, sino el punto de partida para descubrir un Friburgo distinto al de la catedral y el ayuntamiento. Aquí, en la ciudad baja, el turismo masivo aún no ha llegado. Los vecinos siguen utilizando la fuente como punto de encuentro, los estudiantes se sientan en los bancos de la plaza a estudiar, y el sonido del Sarine acompaña cada paso.
Dedica al menos una hora a este rincón de Friburgo. Visita la iglesia cuando esté abierta (el interior merece unos minutos de contemplación), fotografía la fuente desde diferentes ángulos, decide si subes a Lorette o bajas al río. Y sobre todo, no tengas prisa. Este no es un lugar para marcar casillas en una lista, sino un espacio para sentir cómo la ciudad respira a través de sus piedras medievales y sus aguas eternas.
Fotografía principal de Église catholique dans le canton de Fribourg