Barrio de Bourg

hace 4 semanas · Actualizado hace 4 semanas

El Barrio de Bourg ocupa la terraza natural sobre los acantilados del río Sarine en Friburgo, donde el duque Berthold IV de Zähringen plantó en 1157 la semilla de lo que sería una de las ciudades medievales mejor conservadas de Suiza. Este no es el típico barrio histórico convertido en parque temático para turistas. Aquí la vida medieval se mezcla con el pulso cotidiano de una ciudad universitaria: estudiantes que bajan corriendo por calles empedradas, vecinos que compran en el mercado del sábado, y edificios góticos que llevan más de 500 años aguantando nevadas y veranos sin perder la compostura.

Forma parte de lo que los locales llaman Basse-Ville (ciudad baja), junto con los barrios de Auge y Neuveville, aunque técnicamente el Bourg es el más elevado de los tres. Esta pequeña contradicción geográfica tiene sentido cuando entiendes que Friburgo está construida en varios niveles. El Bourg se asienta en la parte alta del casco antiguo, dominando las vistas del río, mientras que sus hermanos Auge y Neuveville cuelgan literalmente sobre las aguas del Sarine.

Piedra gris y fachadas que cuentan siglos

Caminar por el centro histórico del Barrio de Bourg es como hojear un libro de arquitectura gótica. Más de 200 fachadas medievales del siglo XV pueblan sus calles, construidas en melaza, esa piedra grisácea que da a Friburgo su aspecto sobrio y elegante. No esperes colores pastel ni fachadas coquetas: aquí predomina la piedra desnuda, las ventanas ojivales y los detalles que solo notas si miras con atención.

La Grand-Rue, arteria principal del barrio, desciende en pronunciada pendiente desde la Place de l'Hôtel de Ville hacia la ciudad baja. Esta calle ha sido testigo de bodas aristocráticas, mercados medievales y procesiones religiosas durante más de ocho siglos. Los edificios que la flanquean albergaron a la alta burguesía y la nobleza friburguesa: busca los escudos heráldicos tallados en las fachadas, las fechas grabadas en dinteles de piedra y los soportales que protegían a comerciantes y transeúntes de la lluvia y la nieve.

¿Cómo se llega al Barrio de Bourg desde la ciudad baja?

El funicular de Friburgo conecta el Bourg con el barrio de Neuveville desde 1899. Es una joya de la ingeniería: funciona mediante un sistema de contrapesos que utiliza las aguas residuales de la ciudad. Sí, has leído bien. Ecológico antes de que la palabra estuviera de moda. El billete cuesta unos 3 CHF y te ahorra una subida de infarto por escaleras empinadas. Los locales lo llaman cariñosamente "Le Funi".

El mercado del sábado: tradición que alimenta

Todos los sábados de 6:30 a 12:00, la Place de l'Hôtel de Ville y la Grand-Rue se transforman en un mercado tradicional que lleva celebrándose más de un siglo. Casi cien productores locales montan sus puestos de frutas, verduras, quesos artesanales, embutidos caseros y pan recién horneado. El mercado del Bourg no es un evento turístico: es donde los friburgueses compran para la semana.

Aquí encuentras el genuino Gruyère AOP y el Vacherin Fribourgeois AOP directamente de las queserías de montaña, la cuchaule (pan dulce con azafrán típico de la región), miel de los Prealpes y hasta la mostaza dulce tradicional de Bénichon. Los vendedores te dejan probar, te explican de dónde viene cada producto y te dan consejos de cocina. Llega temprano si quieres los mejores puestos sin aglomeraciones.

Monumentos que no gritan pero impresionan

La Catedral de San Nicolás se alza como el corazón del Bourg. Su torre gótica de 74 metros domina el skyline de Friburgo desde el siglo XIII. Construida entre 1283 y 1490, tardó más de dos siglos en terminarse. Las vidrieras que inundan el interior de luz de colores están consideradas entre las más importantes de Europa. Si tienes piernas y pulmones, sube los 365 escalones hasta la torre: las vistas panorámicas de 360° compensan el esfuerzo. Entrada gratuita a la catedral; 4 CHF para subir a la torre (solo de abril a octubre).

El Hôtel de Ville (Ayuntamiento) ocupa la plaza principal del Bourg desde principios del siglo XVI. Su construcción comenzó en 1501 en estilo gótico tardío y no se terminó hasta 1522. La escalera exterior barroca que caracteriza su fachada se añadió en 1663. El interior guarda paneles de madera tallada y vidrieras con los personajes clave de la historia friburguesa. Funciona como ayuntamiento operativo, así que las visitas están limitadas.

Fuentes que son esculturas

El Barrio de Bourg en Friburgo concentra varias de las doce fuentes medievales que salpican el casco antiguo. La mayoría datan de los siglos XV y XVI, construidas en piedra calcárea y decoradas con figuras bíblicas o alegóricas. La Fuente de la Valentía (1547) muestra a Sansón en la Place Notre-Dame. La Fuente de la Fuerza, en Court Chemin, exhibe una figura con casco y armadura. Estas fuentes no son simples adornos: servían como puntos de abastecimiento de agua en una época sin cañerías.

El Museo de Arte e Historia (Musée d'art et d'histoire Fribourg) custodia la colección de esculturas más grande de Suiza. Ocupa dos edificios conectados por un pasillo subterráneo: el Hôtel Ratzé, un palacete renacentista, y un antiguo matadero del siglo XIX reconvertido con estructuras de cristal y cemento. Aquí se exponen las esculturas originales de las fuentes medievales y del portal de la catedral. Entrada: unos 12 CHF. Cierra los lunes.

Calles con nombre propio

La Rue des Épouses conecta la catedral con la Grand-Rue. Es una callejuela estrecha con un cartel que advierte en francés: "Esta es la calle de las esposas fieles y también la esquina de los maridos modélicos". Al otro lado, en alemán, dice: "Hombre, regocíjate en el matrimonio". Las parejas recién casadas pasaban tradicionalmente por aquí tras la ceremonia.

La Rue de Lausanne es peatonal y comercial, con cafés que sacan terrazas en cuanto sale el sol. Conecta el Bourg con la parte más moderna de la ciudad. La Rue de Zaehringen conserva edificios nobles que recuerdan que este fue el epicentro del poder en la Edad Media.

Compras entre historia

El Bourg no es un barrio museo: tiene vida comercial propia. Chocolaterías artesanales como Jorge Cardoso venden bombones y tabletas que compiten con cualquier marca famosa. Pastelerías como la de Nicolas Bertherin (cuarta generación al frente) elaboran la tarta Boreale y especialidades con recetas propias. Pequeñas boutiques de diseño conviven con librerías antiguas y tiendas de antigüedades donde puedes perder horas hurgando entre relojes suizos, mapas antiguos y objetos curiosos.

Vivir el Bourg como un local

El Café du Belvédère, cerca del Collège Saint-Michel, es el punto de encuentro de los universitarios. Tiene una de las mejores terrazas de Friburgo y vistas privilegiadas de la ciudad medieval. Otro lugar con encanto es Port de Fribourg, junto al río Sarine en la Planche-Inférieure, donde puedes tomar algo mientras contemplas las casas colgantes del Bourg.

Para comer, el Restaurant Hôtel de Ville (Grand-Rue 6) sirve cocina suiza tradicional en un marco histórico. El Gothard (Pont-Muré 16) es más económico y prepara una fondue moitié-moitié (mezcla de Gruyère y Vacherin Fribourgeois) memorable. Si buscas algo informal, la Fri-Mousse, en la zona de Auge cerca del Bourg, es una cervecería artesanal con ambiente relajado.

Conexiones con el resto de Suiza

Desde Berna, Friburgo está a solo 30-35 minutos en tren (línea S1 o trenes regionales). Desde Lausana, unos 45 minutos. Desde Zúrich, hora y media aproximadamente con cambio en Berna. La estación de Friburgo (Fribourg/Freiburg) está en la parte alta de la ciudad; desde ahí puedes tomar el bus 1, 3 o 7 hasta la parada Tilleul/Cathédrale, en pleno Bourg. O bajar andando en 15 minutos por la Avenue de la Gare y la Rue de Romont.

Si llegas en coche, aparca en el parking de la Grand-Places o busca aparcamiento gratuito en la calle a partir de las 14:00. Los hoteles del centro suelen incluir parking en su tarifa.

Cuándo ir al Bourg

El Barrio de Bourg luce especialmente en primavera (abril-mayo), cuando las glicinias violetas decoran callejuelas como la Konviktstrasse y el clima es perfecto para pasear. El verano (junio-agosto) trae más turistas pero también terrazas animadas y días largos. El otoño (septiembre-octubre) regala colores dorados y temperaturas agradables. En invierno (diciembre-febrero), el mercado de Navidad transforma la plaza de la catedral en un escenario de cuento, aunque hace frío de verdad (trae abrigo térmico).

Evita los domingos si quieres ver el mercado: solo abre los sábados. Los lunes muchos museos cierran. El primer sábado de mes (mayo-septiembre), la Place du Petit-Saint-Jean acoge un mercado de artesanía que vale la pena si estás por la zona.

Más allá del Bourg: un día completo

Desde el Bourg puedes bajar a explorar los barrios de Auge y Neuveville por escaleras medievales o el funicular. El Puente de Berna (1250), último puente cubierto de madera de la ciudad, está a 10 minutos andando. Las fortificaciones medievales (2 km de muralla, 14 torres) rodean parte del casco antiguo y puedes recorrerlas gratis de mayo a octubre. La Capilla de Loreto (1647), en estilo barroco, ofrece desde su mirador trasero la vista más fotografiada de Friburgo.

Si te quedan fuerzas, el Espace 1606 muestra una maqueta gigante de 52 m² que recrea Friburgo tal como era en el siglo XVII. Tecnología, historia y educación combinadas en una experiencia única.

Alojarse en el Bourg

El centro histórico del Bourg tiene oferta hotelera limitada pero con carácter. Pequeños hoteles boutique ocupan edificios medievales reformados, manteniendo vigas de madera y muros de piedra original. Los precios rondan los 150-250 CHF la noche. Reserva con antelación, especialmente en temporada alta (junio-septiembre) y durante eventos como el carnaval (febrero-marzo).

Fotografía principal de Türke Andras, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons

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