Torre del Reloj (Zytglogge)
hace 4 semanas · Actualizado hace 4 semanas

En el corazón del casco antiguo de Berna, donde las calles empedradas susurran siglos de historia, se alza un monumento que ha marcado el ritmo de la capital suiza durante más de 800 años. La Torre del Reloj Zytglogge no es simplemente un edificio histórico; es un teatro del tiempo donde cada hora cobra vida con un espectáculo que ha cautivado a generaciones enteras.
Esta torre medieval de 24 metros de altura representa mucho más que un simple marcador temporal. Construida a principios del siglo XIII, ha servido a la ciudad con fines defensivos, prisión y torre de reloj, convirtiéndose en uno de los símbolos más reconocibles de Berna y el monumento más antiguo de la ciudad.
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El guardián del tiempo bernés
Cada visitante que llega a Berna experimenta un momento mágico al encontrarse frente a la Zytglogge. Cada hora en punto, se reúne un gran número de personas delante de la Torre del Reloj (Zytglogge) y observan con atención el espectáculo único que tiene lugar en ese momento en el casco histórico bernés. Este ritual cotidiano convierte a la torre en el corazón palpitante de la ciudad.
El nombre Zytglogge proviene del dialecto alemán bernés, donde "zyt" significa hora, "glogge" campana y "turm" torre. El nombre Zytglogge corresponde al dialecto alemán de Berna y podría traducirse como campana del tiempo, en referencia a los primeros relojes que anunciaban la hora. Las primeras referencias a este nombre datan de 1413, aunque la torre es mucho más antigua.
¿Por qué la Zytglogge es tan especial?
Lo que distingue a esta torre de otros monumentos históricos es su triple función: observatorio astronómico, espectáculo teatral y símbolo de identidad. Desde este punto se miden todas las distancias del cantón de Berna y la hora que ves allí es la oficial de la ciudad, convirtiéndola en el kilómetro cero bernés.
El espectáculo que detiene el tiempo
Cuatro minutos antes de cada hora, algo mágico sucede en la fachada oriental de la torre. El juego de figuras con el desfile de osos, el bufón, el gallo dorado y Chronos, el dios del tiempo, llama la atención de grandes y pequeños que vienen de todas partes. Este espectáculo de figuras medievales es uno de los más antiguos de Europa y mantiene intacta su capacidad de asombro.
El ritual horario sigue una secuencia precisa: primero aparece el gallo anunciando el espectáculo, seguido por los osos bailarines que representan el escudo de Berna, el bufón que repica prematuramente la campana (porque es su naturaleza traviesa), y finalmente Chronos, el dios del tiempo, que gira su reloj de arena mientras la campana marca la hora exacta.
La magia del reloj astronómico
En la fachada oriental se encuentra una verdadera joya de la ingeniería medieval: un reloj que muestra las veinticuatro horas del día, la posición del sol en el zodiaco, las horas de sol, el día de la semana, el mes del año, la elevación del sol sobre el horizonte, la fase de la luna en la que se encuentra y la fecha.
El reloj astronómico data posiblemente de 1527-30 y es obra de Kaspar Brunner, aunque algunos estudiosos sugieren un origen anterior. Las esferas, unas fijas y otras giratorias, forman una imagen exacta de los astros, con la Tierra en el centro. El Sol, la Luna y las estrellas giran alrededor de nuestros planetas en sus trayectorias, como si se vieran desde la Tierra.
Secretos entre muros milenarios
El interior que el tiempo olvidó
Para aquellos dispuestos a adentrarse en los misterios de la Zytglogge, las visitas guiadas revelan un mundo donde parece que se haya parado el tiempo. Las robustas vigas de madera, los gruesos muros de piedra, el frío y el silencio transportan a los visitantes al pasado, a quienes solo les acompaña el tictac del mecanismo medieval.
Durante la visita al interior, los viajeros pueden observar de cerca el engranaje del reloj, comprender el funcionamiento del mecanismo de figuras y descubrir fascinantes detalles históricos. Quien se atreva a subir los 130 escalones del interior del edificio, será recompensado con unas vistas espectaculares al Patrimonio mundial de la UNESCO, con sus tejados, terrazas y callejuelas.
Vistas que quitan el aliento
Desde el mirador de la torre, Berna se despliega como un tapiz de tejados rojos y calles serpenteantes. Con buen tiempo, incluso se pueden ver las cumbres del Oberland bernés, creando un marco espectacular que conecta la ciudad histórica con los imponentes Alpes suizos.
Una vida de transformaciones
La Torre del Reloj Zytglogge Berna ha sido testigo y protagonista de la evolución urbana de la capital suiza. Cuando se construyó entre 1218–20 la Zytglogge es una de las torres de entrada de las fortificaciones occidentales de Berna. En esta época, la Zytglogge era un edificio de sólo 16 metros de altura.
Del fuego a la gloria
En el gran incendio de 1405, la torre ardió completamente y sufrió grandes daños, pero este desastre se convirtió en oportunidad. La reconstrucción no solo devolvió la torre a la ciudad, sino que permitió incorporar el primer reloj y el mecanismo musical que le dieron su nombre actual.
Entre 1344-1346, la torre se convirtió en una prisión para mujeres, especialmente aquellas que tenían relaciones sexuales con clérigos. Esta función carcelaria, aunque menos glamorosa, forma parte integral de la rica historia del monumento.
Planifica tu encuentro con el tiempo
Información práctica para visitantes
Las visitas guiadas son la mejor manera de descubrir todos los secretos de la Zytglogge. Del 1 de abril al 31 de octubre, diariamente; del 1 de noviembre al 31 de marzo, los sábados; del 26 al 31 de diciembre, diariamente. Se pueden reservar visitas guiadas privadas para grupos o personas individuales en cualquier momento (máx. 19 personas por guía).
Para reservar tu visita, contacta con la Oficina de Turismo de Berna al +41 31 328 12 12 o envía un email a [email protected]. Por exigencias de la normativa suiza de protección contra incendios y de las autoridades encargadas de esta materia, tan solo podrán acceder a la Torre del Reloj 19+1 personas como máximo.
Consejos de experto
Momento perfecto: Llega al menos 10 minutos antes de cualquier hora en punto para presenciar el espectáculo completo de figuras. Los momentos más mágicos ocurren al atardecer, cuando la iluminación artificial resalta los detalles dorados del reloj.
Ropa adecuada: Si planeas subir los 130 escalones hasta el mirador, lleva calzado cómodo. El interior puede estar fresco incluso en verano, así que considera llevar una chaqueta ligera.
Fotografía responsable: Aunque el espectáculo exterior es fotografiable, respeta las indicaciones durante la visita interior. Las mejores tomas se obtienen desde la Kramgasse, donde puedes capturar tanto el reloj astronómico como las figuras en acción.
Experiencias únicas en los alrededores
Un paseo por el tiempo
La ubicación de la Zytglogge en la histórica Kramgasse la convierte en el punto de partida perfecto para explorar el casco antiguo de Berna. A pocos pasos encontrarás la Casa de Einstein (donde vivió el genio de la relatividad entre 1903-1905), las fuentes monumentales que adornan las calles medievales y los sótanos abovedados que albergan acogedores restaurantes.
El ritual del chocolate
Después de contemplar el espectáculo horario, únete a la tradición local: El auténtico reloj en figuritas de barro o en latas llenas de chocolate suizo: quien quiera llevarse un ejemplar en miniatura a casa, podrá adquirirlo en la tienda en línea de Bern Welcome o en la oficina de información turística.
Patrimonio que trasciende fronteras
Como parte de la Ciudad vieja de Berna, está declarado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Este reconocimiento no es casual: la Torre del Reloj Zytglogge Berna representa la perfecta fusión entre ingeniería medieval, arte renacentista y tradición popular que caracteriza a las ciudades históricas mejor conservadas de Europa.
Conexión con la genialidad
Una leyenda urbana, imposible de verificar pero fascinante de contemplar, sugiere que Albert Einstein, que vivió cerca de la Zytglogge, observaba cómo los autobuses pasaban al lado de la Torre del Reloj. Esta observación sirvió como base para la teoría de la relatividad, porque Einstein se preguntó qué ocurriría si los buses pasaran a velocidad de la luz.
Cómo llegar y moverse
La Zytglogge se encuentra en el corazón del casco antiguo, accesible a pie desde cualquier punto del centro histórico. La parada de tranvía más cercana es Bärenplatz, conectada con las principales líneas de transporte público de Berna.
Desde la estación central: Un agradable paseo de 10 minutos por la Spitalgasse y Marktgasse te llevará directamente a la torre, permitiéndote admirar la arquitectura medieval en el camino.
En transporte público: Las líneas de tranvía 6, 7, 8 y 12 te dejan muy cerca del monumento. Berna cuenta con un excelente sistema de transporte público que facilita el acceso desde cualquier punto de la ciudad.
Secretos que pocos conocen
Las medidas del tiempo
Bajo el arco del reloj se pueden ver las antiguas medidas del patrón bernés: el pie bernés, el pie suizo, etc. Estos patrones de medida, grabados en piedra, servían como referencia oficial para comerciantes y artesanos, convirtiendo a la torre en el centro neurálgico del comercio medieval.
La campana que marcó una época
En la parte superior de la torre se encuentra la campana de 1,4 toneladas que da nombre a la estructura (Zytglogge en suizo alemán significa campana del tiempo). La que nos ocupa lleva grabados el mes y el año de su montaje -octubre 1405-, o sea que desde hace 600 años viene repicando cada hora.
Más allá del reloj: experiencias memorables
Tours temáticos especiales
Durante los meses de verano, la Oficina de Turismo de Berna organiza tours para niños que presentan la historia de la torre de manera interactiva y divertida. Son a las 14:30 y cuestan 9 francos para adultos y 4,50 francos para los niños.
Eventos especiales
La Zytglogge cobra protagonismo especial durante festividades como el Zibelemärit (Mercado de la Cebolla), cuando la plaza se llena de color y tradición, creando un marco único para fotografías y recuerdos.
Un legado que sigue caminando
La Torre del Reloj Zytglogge Berna no es solo un monumento que contemplar; es una experiencia que vivir. Cada visitante que se detiene frente a ella participa en un ritual que se repite desde hace siglos, conectándose con generaciones de berneses y viajeros que han encontrado en este lugar un punto de encuentro entre el pasado y el presente.
Cuando las agujas marquen tu hora de visita y las figuras medievales cobren vida ante tus ojos, comprenderás por qué este reloj astronómico medieval sigue siendo el corazón palpitante de una ciudad que ha sabido preservar su alma mientras abraza el futuro. En Berna, el tiempo no solo pasa: se celebra, se vive y se comparte con cada campanada que resuena desde la Zytglogge.
Fotografía principal de Claudio Schwarz