Kramgasse
hace 3 semanas · Actualizado hace 3 semanas

En pleno corazón del casco histórico de Berna se extiende Kramgasse, una arteria medieval que atesora entre sus soportales uno de los secretos mejor guardados de la ciencia moderna. Esta calle peatonal, protegida por las icónicas arcadas suizas, fue hogar de Albert Einstein durante sus años más revolucionarios y continúa siendo el epicentro comercial y social de la capital helvética.
Caminar por Kramgasse es como recorrer las páginas de un libro de historia viviente. Sus adoquines han sido testigos de comerciantes medievales, de las ideas más brillantes del siglo XX y del pulso diario de una ciudad que ha sabido preservar su esencia mientras abraza la modernidad. Aquí, entre tiendas centenarias y cafés tradicionales, cada paso revela una nueva capa de la rica herencia bernesa.
Secciones de este artículo
El corazón palpitante del casco antiguo
Kramgasse forma parte del trazado urbano original de Berna, diseñado en el siglo XII cuando el duque Berchtold V de Zähringen fundó la ciudad. Su ubicación estratégica la convierte en la columna vertebral del Patrimonio Mundial UNESCO que constituye el casco antiguo bernés.
La calle se extiende desde la Torre del Reloj (Zytglogge) hasta el puente Nydeggbrücke, abarcando aproximadamente 600 metros de longitud. Esta arteria conecta directamente con Marktgasse y Spitalgasse, formando juntas el sistema de soportales cubiertos más extenso de Europa, con más de 6 kilómetros de arcadas protegidas.
Su nombre, que literalmente significa "calle de los comerciantes", refleja su vocación comercial ancestral. Durante la época medieval, aquí se instalaban los gremios artesanales más importantes de la ciudad, estableciendo una tradición mercantil que perdura hasta nuestros días.
Arquitectura medieval que desafía el tiempo
Los soportales góticos que caracterizan Kramgasse fueron construidos principalmente en los siglos XIII y XIV, aunque muchos edificios actuales datan de la reconstrucción posterior al gran incendio de 1405. Estas arcadas de piedra arenisca no solo proporcionan protección contra las inclemencias del tiempo, sino que crean un ambiente único que hace de las compras una experiencia casi ceremonial.
Cada edificio cuenta su propia historia a través de detalles arquitectónicos distintivos. Las fachadas de piedra arenisca amarilla, característica del estilo bernés, se combinan con tejados de tejas rojas que aportan el color distintivo al paisaje urbano. Los balcones de hierro forjado y las ventanas emplomadas completan un conjunto armonioso que ha permanecido prácticamente inalterado durante siglos.
Una particularidad fascinante de Kramgasse son sus sótanos históricos, muchos de ellos convertidos en bodegas, galerías de arte y espacios comerciales únicos. Estos kellern subterráneos, accesibles a través de puertas de madera que se abren en el suelo, añaden una dimensión vertical a la experiencia de compra que no encontrarás en ninguna otra ciudad europea.
La casa donde nació la relatividad
En el número 49 de Kramgasse se encuentra uno de los lugares más significativos de la historia de la ciencia: la Casa de Einstein. Entre 1903 y 1905, el físico alemán vivió en el segundo piso de este edificio con su esposa Mileva Marić y su hijo Hans Albert.
¿Sabías que Einstein desarrolló la Teoría de la Relatividad Especial mientras trabajaba como "experto técnico de tercera clase" en la Oficina de Patentes de Berna? En las modestas habitaciones de Kramgasse 49, este genio de 26 años revolucionó nuestra comprensión del universo, formulando la famosa ecuación E=mc².
Hoy, la Einsteinhaus es un museo que recrea fielmente el ambiente de principios del siglo XX. Las habitaciones conservan muebles de época, documentos originales y fotografías que muestran la vida cotidiana del científico más influyente de la historia moderna. La exposición incluye material personal de Mileva Marić, revelando aspectos menos conocidos de la vida familiar de Einstein en Berna.
La casa-museo abre todos los días de 10:00 a 17:00 horas. La entrada cuesta 6 francos suizos y se puede pagar tanto en francos como en euros. El recorrido incluye un video biográfico de 20 minutos que contextualiza los años berneese de Einstein.
Compras entre soportales centenarios
Kramgasse es mucho más que un museo al aire libre; es un paraíso comercial que combina tradición y modernidad de manera magistral. Los soportales medievales albergan desde boutiques de moda internacional hasta talleres artesanales que mantienen vivas las técnicas tradicionales suizas.
Entre las tiendas más destacadas se encuentran las joyerías especializadas en relojes suizos, donde puedes encontrar desde piezas de Rolex hasta creaciones de manufacturas independientes. Las chocolaterías artesanales ofrecen degustaciones gratuitas de los mejores chocolates berneses, incluyendo especialidades con ingredientes locales como miel de los Alpes.
Un consejo local: explora los sótanos comerciales (kellern) que se abren desde el nivel de la calle. Estos espacios subterráneos albergan desde librerías especializadas hasta galerías de arte independientes y tiendas de antigüedades con piezas únicas. Muchos turistas pasan de largo sin darse cuenta de estos tesoros ocultos bajo sus pies.
Las tiendas de productos típicos suizos en Kramgasse ofrecen desde navajas del ejército suizo auténticas hasta tejidos de lana de oveja alpina. Para los amantes de la gastronomía, las delicatessen locales venden quesos de montaña curados, embutidos artesanales y especialidades como el Bernese Platte.
Cafés con historia en cada taza
Los cafés de Kramgasse son verdaderas instituciones que han servido como puntos de encuentro social durante generaciones. Estos establecimientos, muchos con más de un siglo de historia, mantienen la tradición del café vienés adaptada al gusto suizo.
Café Alpin es una joya única que combina cafetería y tienda de moda. En la planta baja puedes comprar ropa de montaña de diseño, mientras que en el sótano te espera una acogedora cafetería con especialidades de montaña. Durante los meses cálidos, sus mesas se extienden hacia las arcadas, creando un ambiente perfecto para observar el ir y venir de la calle.
Los cafés tradicionales de Kramgasse sirven el auténtico café suizo acompañado de pasteles caseros como el Zuger Kirschtorte o el Bündner Nusstorte. Muchos establecimientos mantienen la decoración original del siglo XIX, con lámparas de cristal, espejos biselados y mobiliario de madera tallada.
Un secreto bien guardado son las terrazas en los patios interiores de algunos cafés, espacios ocultos desde la calle principal que ofrecen un refugio tranquilo del bullicio turístico. Estos rincones íntimos son perfectos para disfrutar de un chocolate caliente con nata mientras planificas el resto de tu recorrido por Berna.
Fuentes renacentistas: arte urbano con siglos de historia
Kramgasse alberga algunas de las fuentes más espectaculares del casco histórico bernés. Estas obras de arte renacentistas del siglo XVI fueron creadas principalmente por el escultor alemán Hans Gieng y representan personajes históricos, figuras alegóricas y escenas de la cultura popular.
La Simsonbrunnen (Fuente de Sansón), ubicada cerca del número 49, representa al héroe bíblico en el momento de derrotar al león. Esta fuente, con sus colores vivos restaurados meticulosamente, ejemplifica la maestría artística de los escultores renacentistas. Los detalles en la armadura de Sansón y la expresión del león muestran un nivel de realismo extraordinario para la época.
Estas fuentes no son meros elementos decorativos; durante siglos funcionaron como fuentes públicas que proporcionaban agua potable a los residentes. Hoy en día, el agua sigue manando constantemente, y según la tradición local, beber de estas fuentes trae buena suerte.
Un dato curioso: las fuentes de Kramgasse han inspirado réplicas en ciudades de toda Suiza e incluso en otros países. Su influencia en el arte urbano suizo es incalculable, estableciendo un modelo estético que se ha mantenido durante más de 500 años.
Eventos y tradiciones que cobran vida
A lo largo del año, Kramgasse se transforma según las estaciones y festividades locales. Durante el mercado navideño de diciembre, las arcadas se iluminan con luces doradas y se llenan de casetas de madera que venden productos artesanales y especialidades gastronómicas de temporada.
En primavera y verano, la calle acoge actuaciones de música clásica en espacios improvisados bajo los soportales. Estos conciertos, muchas veces protagonizados por estudiantes del conservatorio local, crean una banda sonora perfecta para el paseo vespertino.
Los miércoles y sábados, algunos comercios participan en el mercado tradicional extendiendo sus productos hacia las arcadas. Es una oportunidad única para interactuar directamente con artesanos locales y conocer técnicas tradicionales que se han transmitido de generación en generación.
Durante los meses de verano, muchos cafés organizan noches de música jazz en sus terrazas, recreando el ambiente bohemio que caracterizó a Berna durante el siglo XX. Estos eventos suelen ser gratuitos y atraen tanto a locales como a visitantes conocedores.
Consejos para vivir Kramgasse como un local
Kramgasse está completamente peatonalizada, lo que la convierte en el lugar perfecto para pasear sin prisas. El mejor momento para visitarla es temprano por la mañana (entre 8:00 y 10:00) cuando los comercios abren sus puertas y la calle conserva su ambiente más auténtico, antes de la llegada masiva de turistas.
Para los amantes de la fotografía, las arcadas crean juegos de luz y sombra espectaculares durante las horas doradas del amanecer y atardecer. La perspectiva desde la Torre del Reloj hacia el puente Nydeggbrücke ofrece una de las postales más icónicas de Berna.
Si viajas con presupuesto ajustado, aprovecha que muchas fuentes públicas proporcionan agua potable gratuita de excelente calidad. Los suizos beben regularmente de estas fuentes, y el agua proviene directamente de manantiales alpinos.
Un truco local: los jueves por la tarde muchas tiendas ofrecen descuentos especiales para residentes. Aunque técnicamente son para locales, mostrar interés genuino por la cultura bernesa y hacer preguntas sobre los productos suele resultar en precios más favorables.
Conexiones con el resto del casco histórico
Desde Kramgasse puedes acceder fácilmente a todas las atracciones principales del casco antiguo bernés. La Catedral de San Vicente se encuentra a solo 5 minutos caminando por calles laterales que mantienen el mismo encanto medieval.
El Palacio Federal Suizo está a 10 minutos a pie siguiendo la dirección del río Aar. Los jardines del Rosengarten, que ofrecen las mejores vistas panorámicas de Berna, se alcanzan en 15 minutos subiendo por las empinadas calles que bordean el río.
Para los más aventureros, el Parque de los Osos (Bärenpark) está al final de la calle, cruzando el puente Nydeggbrücke. Aquí podrás ver a los famosos osos berneses en su hábitat natural, una tradición que se remonta al siglo XV.
La conexión con la estación central de trenes es directa y está perfectamente señalizada. Un paseo de 10 minutos por las arcadas de Spitalgasse te lleva desde Kramgasse hasta los andenes, haciendo que la llegada o partida de Berna sea parte integral de la experiencia turística.
Sabores locales que no puedes perderte
Los restaurantes de Kramgasse ofrecen desde alta cocina suiza hasta especialidades regionales preparadas según recetas familiares centenarias. El rösti bernés, una preparación de patatas ralladas y fritas que se considera el plato nacional no oficial de Suiza, alcanza aquí su máxima expresión.
Las panaderías tradicionales elaboran diariamente Zopf (trenza suiza), un pan dulce que se consume tradicionalmente los domingos. Muchas han mantenido hornos de piedra originales que aportan un sabor único a sus productos.
Para los amantes del queso, las queserías especializadas ofrecen degustaciones de Gruyère, Emmental y Appenzeller madurados en cuevas alpinas. Los expertos locales pueden explicarte las diferencias entre las distintas denominaciones de origen y ayudarte a elegir el queso perfecto para cada ocasión.
Las chocolaterías artesanales de Kramgasse producen trufas con ingredientes únicos como miel de abeto o aguardiente de pera Williams. Muchas ofrecen talleres de elaboración donde puedes aprender las técnicas tradicionales suizas de trabajo del chocolate.
Tu próximo destino te está esperando
Kramgasse no es solo una calle; es un viaje en el tiempo que conecta el presente con los momentos más brillantes de la historia europea. Cada adoquín, cada arco, cada fuente cuenta una historia que trasciende los límites de Berna para convertirse en patrimonio de la humanidad.
Desde las ideas revolucionarias de Einstein hasta las tradiciones artesanales que perduran en sus talleres, esta calle medieval continúa siendo un laboratorio de creatividad e innovación. Es un lugar donde el pasado no solo se conserva, sino que se vive, se respira y se disfruta con todos los sentidos.
Caminar por Kramgasse es comprender por qué Berna fue declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO y por qué continúa siendo una de las ciudades con mayor calidad de vida del mundo. Aquí, entre soportales centenarios y cafés con aroma a historia, descubrirás que algunos lugares logran detener el tiempo sin renunciar al futuro.
Fotografía principal de JoachimKohler-HB, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons